Tras más de siete meses de guerra en la Franja de Gaza caracterizados por la falta de coordinación entre los países árabes para tomar medidas concretas contra Israel, la Liga Árabe pidió “unidad” entre sus 22 miembros para remar juntos hacia el reconocimiento de un Estado palestino independiente.
“Con la continuación los peligros que rodean nuestra seguridad nacional árabe, aumenta la responsabilidad que se nos impone para proteger nuestro camino árabe común”, aseveró el rey de Baréin, Hamad bin Isa Al Jalifa, en la apertura de la cumbre anual de jefes de Estado de la Liga Árabe celebrada este jueves en Manama.
Consciente de las discrepancias entre los distintos países de Oriente Medio sobre cómo abordar la crisis actual, el monarca insistió en la necesidad de “formular una posición árabe e internacional conjunta y urgente” para “detener la hemorragia de las guerras y lograr una paz definitiva y justa, sin alternativa” para vencer en “la batalla por la paz”.
Y es que Baréin, junto con Egipto, Jordania, Emiratos Árabes Unidos y Marruecos, mantienen sus relaciones diplomáticas con Israel pese a los llamamientos de sus poblaciones a romperlas a modo de respuesta por la guerra en Gaza, algo que estos países aseguran que sería contraproducente porque perderían influencia y capacidad de mediación.
Incluso el secretario general de la ONU, António Guterres, que estuvo presente en la apertura de la cumbre, recordó que “la unidad y la solidaridad en todo el mundo árabe amplificarían la voz vital de la región e impulsarían aún más su influencia en la escena mundial”.
“Una y otra vez, la historia ha demostrado que las divisiones permiten la intervención de extraños, fomentando conflictos, avivando tensiones sectarias y alimentando inadvertidamente el terrorismo (…) Superar esos obstáculos exige romper el círculo vicioso de la división”, advirtió el portugués.
Muchos llamamientos y pocas medidas concretas
Como ya sucedió en la cumbre de emergencia celebrada en Riad a mediados de noviembre que juntó a los jefes de Estado de 57 países árabes y de mayoría musulmana, esta cita estuvo cargada de poderosos llamamientos al mundo y ausente de medidas concretas para hacer frente a Israel.
Ejemplo de ello es la Declaración de Baréin, emitida al término de la cumbre y que “pide” tomar medidas “inmediatas” para instar a la comunidad internacional a reconocer el Estado de Palestina y extender una invitación para celebrar una conferencia de paz internacional auspiciada por Naciones Unidas con ese propósito.
El objetivo último de la creación de un Estado palestino es “vivir en paz y seguridad junto a Israel”, según recoge el documento.
En paralelo, la resolución también urgió a los ministros de Exteriores de los países de la Liga Árabe a “tomar medidas inmediatas y a comunicarse con sus homólogos del mundo para instarlos a reconocer rápidamente el Estado de Palestina”.
En esas reuniones se deberán iniciar unas consultas sobre “cómo tomar dicha acción para que el Estado de Palestina obtenga la admisión plena en Naciones Unidas”.
Sin embargo, la petición más novedosa fue en relación al despliegue de fuerzas internacionales de protección y mantenimiento de la paz de la ONU en los territorios palestinos ocupados hasta que se implemente la solución de los dos Estados.
Y es que los últimos meses, todos los países árabes se han desvinculado de los llamamientos internacionales que les han instado a liderar misiones de mantenimiento de paz en Gaza, una sugerencia elevada principalmente por Israel y que carece de popularidad entre la población de los países de Oriente Medio.
Voluntad política
Los líderes del organismo panárabe también enfatizaron la necesidad de “fijar un límite de tiempo para el proceso político” y para negociar la implementación de la solución de los dos Estados, pese a las grandes diferencias existentes sobre el dibujo de las fronteras entre Israel y Palestina.
La resolución apunta que el Estado palestino estará conformado por “los territorios anteriores al 4 de junio de 1967, con su capital en Jerusalén Este”, mientras que también estipula “el fin a cualquier presencia de la ocupación” y responsabilizar a Israel “por la destrucción de ciudades e instalaciones civiles en la Franja de Gaza”.
Pero como advirtió el presidente de Egipto, Abdelfatah al Sisi, la única opción de conseguir estos objetivos es el acercamiento de posturas entre los diferentes países y dejar de lado los intereses particulares.
“No encontramos una verdadera voluntad política internacional dispuesta a poner fin a la ocupación y abordar las raíces del conflicto mediante una solución de dos Estados”, lamentó el egipcio en su intervención, en la que pidió poner fin de inmediato “a esta guerra atroz contra los palestinos, que merecen recuperar sus legítimos derechos”.
EFE